Mi cabeza no alcanza comprender esos misterios, pero me fío de tu Palabra Señor. No quiero ni me preocupa poder entenderlo porque me basta tu Palabra y tu Misericordia Dios mío. Sé y experimento tu Bondad y tu generosidad. Me siento protegido y seguro por tu inmenso Amor y me abandono totalmente confiado en tus brazos.
No significa eso que no utilice mi cabeza y descubra mil y una razón para comprender tu presencia y muchas cosas que nos enseñado y demostrado, pero no me empeño en resistirme a aquello que me sobrepasa y está por encima de mi limitada capacidad de entenderlo. Creo y confío en Ti, Señor.
Por eso, aprovecho este momento en el Espíritu Santo, para suplicarte que aumentes mi fe y me des la fortaleza de confiarme, como un niño en los brazos de su madre, a tu Palabra y tu Amor. Sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna y en esa fe y esperanza apoyo mi vida. Amén.
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