Mis criterios no son los tuyos, Señor. Yo pienso como todos los hombres, según me dan, doy, y según me hacen, hago. De tal forma que, cuando alguien me la hace, me la paga. La ley de dar y recibir sigue vigente en mi corazón y sin Ti no puedo transformarla.
Cuando doy, sin darme cuenta, espero recibir. Y cuando me lastiman o perjudican, también sin darme cuenta, deseo y espero vengarme. Sin embargo, Tú me dices y enseñas lo contrario. Según Tú, no debo vengarme, sino en lugar de la venganza poner amor. El amor lo puede todo, y aunque a primera vista resulta contradictorio e inútil, pronto experimentamos que solo con amor podemos arreglar las cosas.
Y eso es lo que te pido, Dios mío: dame la Gracia de saber dejarme guiar por tu Espíritu para donde hay odio y venganza, mi actuar y proceder ponga paz y amor. Transforma mi corazón apegado a los apegos y la justicia según la ley, a un corazón desprendido y misericordioso según tu amor. Sé que sin tu Gracia no lo puedo lograr, pero también sé que Tú estás dispuesto a transformarme si yo me dejo y confío en Ti.
Y yo creo y confío en Ti, Señor, y espero pacientemente que tu Espíritu haga ese milagro de convertir mi corazón pobre y caduco, en un corazón amoroso y dispuesto a perdonar. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario