Ocurre que, por mi propia experiencia, hay momentos que vemos todo negro. Nos vence la apatía, el desinterés, el gandulismo, la pereza, la comodidad, la pasión... etc. Y empezamos a quejarnos. Supongo que es como decirle a Dios: esto no puede ser; se me hace cuesta arriba seguirte y cumplir lo que me dices...etc.
En el fondo es falta de fe. Falta de fe en Dios y falta de fe en ti mismo. Pero sobre todo, falta de fe en el Espíritu Santo, el Defensor que ha venido para darte fortaleza y luz para vencer todas esas apetencias y limitaciones humanas.
¿Cómo nos va a proponer el Señor algo imposible? No tendría sentido que hiciera eso, porque sería como jugar con nosotros. ¿Para eso tanto rebajamiento, sufrimiento y muerte de Cruz? Llegamos a la conclusión que son razonamientos disparatados y sin sentido. Nuestro Padre Dios nos quiere y ha enviado a su Hijo para indicarnos el camino de salvación.
Es verdad que no es fácil, pero también es verdad que no nos deja solos. El Señor nos deja al Espíritu Santo en su lugar, y nos lo envía para que nos dé lo que necesitamos, tanto a nivel de inteligencia para comprender su Palabra y lo que irá sucediendo, como para fortalecernos en la lucha diaria contra el Maligno. Sí, realmente se puede, y debemos estar confiados y seguros de que en el Espíritu de Dios podemos conseguirlo.
No pongas peros ni imposibles, sino todo lo contrario. Cree en el Señor y abandónate en las Manos del Espíritu Santo. Cristo y tú mayoría aplastante. Es posible que tengamos que sufrir y pasar momentos oscuros y malos. Jesús sufrió, y a nosotros nos pasará lo mismo, pero al final, que es lo que verdaderamente importa, triunfaremos también como Jesús.
Danos Señor la capacidad y la entereza de seguir adelante y no desfallecer. En Ti lograremos superar todos esos obstáculos que el mundo nos pone, pero que son efímeros, caducos y hechos de falsa felicidad. Amén.
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