Jesús se despide de sus discípulos, ofreciéndoles las últimas recomendaciones. Les habla del Padre que le quiere a Él y que les quiere a ellos, les cuida y les dará lo que le pidan. Insiste en el amor como argumento central, como primordial actitud en las relaciones. El cristianismo lo debemos aprender bien, es amor, alegría y amistad.
Dios es Padre, y un Padre nos ama sin condiciones. Un Amor que no merecemos y que nunca podremos entender. Y que solo dejándonos amar como el nos quiere, podremos ser capaces de cumplir su mandamiento. El mandamiento del Amor donde se contienen todos los demás.
Sí, Padre, queremos permanecer en tu Amor, y para ello queremos dejarnos amar por Ti, porque tu inmenso Amor nos prueba lo mucho que nos quiere y nunca podremos entenderte sino asombrarnos por tu Inmensa Misericordia.
Gracias Padre porque Tú nos has creado, nos has hecho seres libres y nos das la oportunidad de ser felices descubriendo la fuente inmensa de gozo y felicidad que es el Amor. Pero un amor no como los hombres entienden, sino un Amor como el que Tú nos das y nos enseñas.
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