No es fácil el camino, pero por fortuna no vamos solos. Pretenderlo recorrer solos es el mayor disparate que podamos hacer. Sería un suicidio, porque el mundo nos vencería. Sin embargo, Señor, contigo sería otra cosa. Contigo salgo victorioso si me mantengo perseverante en la oración y en la intimidad con tu Palabra.
Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, y tu compañía da sentido a mi vida y la orienta hacía la salvación. El mundo trata de confundirme y despliega todos sus encantos para alejarme de Ti. ¡Señor, no permitas que mis fuerzas desfallezcan y me entregue al Príncipe de este mundo alejándome de Ti.
Dame, Señor, la sabiduría y la fortaleza para resistir los embates y avatares de este mundo, que tratan de entregarme a sus encantos y pasiones que esconden una felicidad aparente pero no real. Una felicidad efímera cuyo efecto es el vació y el remordimiento.
Sólo el amor de darse renunciando a tu propia vida para entregarla a los demás esconde el verdadero gozo de la felicidad eterna. Amén.
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