Lo más importante de nuestra vida es alcanzar nuestra propia salvación. Pero el Señor ha querido que la misma esté ligada y unida a los demás. Por eso el amor es la bandera que debe unirnos, y por medio del cual nos podemos salvar.
Conscientes de nuestra pequeñez y limitaciones, Jesús nos invita hoy a pedir todo aquello que consideramos necesario al Padre en su Nombre. Y nos lo garantiza. Respondamos sin dudar a esa gran invitación con confianza y fe. El Señor nos lo dice como nuestro mejor amigo. Sabe que nuestro Padre nos escucha, que nos quiere con locura y nos regala todo lo que nos haga y necesitemos para salvarnos.
No perdamos esta oportunidad que nos regala la vida. Regalo inmenso del Padre. Somos conscientes que no sabemos pedir. Por nuestra naturaleza humana nos sentimos inclinados y sometidos a apetencias y apegos que queremos satisfacer. Y experimentamos el deseo de pedirlos, y quizás no sean las cosas que necesitemos.
Porque lo verdaderamente importante es encontrarnos Contigo, Señor, y llegar, por Ti, al Padre. Vivir en tu Amor, Padre mío, es nuestra máxima aspiración.
Danos Señor la fuerza, la sabiduría, el valor, la voluntad y la perseverante paciencia para, confiado y abandonado en Ti, podamos caminar en nuestra corta vida hacia la Casa que Tú mismo nos has preparado junto al Padre. Amén.
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