Señor mío y Dios mío,
Tú que te manifestaste a Elias
en la brisa suave;
Tu que has enviado a tu Hijo,
no para condenar al mundo
sino para salvarlo,
haz que la brisa suave
de tu misericordia,
el Espíritu Santo,
nos mueva a tener misericordia
con los demás
como Tú la has tenido
con nosotros,
para amarnos unos a otros
como Tú nos has amado.
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