Discernir lo que es bueno o malo es misión difícil. Difícil porque muchas veces no sabes que dirección tomar, y es entonces cuando el camino te plantea la disyuntiva de, ¡qué hacer?, ¿qué camino tomar? Y, lo que presiona tu decisión es que hay que seguir. Permanecer parado es bajar la guardia, no ser ni frío ni caliente. Hay que tomar una decisión.
Para el creyente es la hora de tomar conciencia que el Espíritu Santo es muy necesario, pues Él nos asiste, nos dirige y señala el camino. Así todos los que siguen al Señor han tenido y tienen sus señales y signos que les indican el camino por donde caminar. E invocarle es necesidad prioritaria como el agua para el sediento.
Ven Espíritu Santo, llena nuestros corazones y danos el fuego de tu Amor para que seamos siempre fieles a la Voluntad del Padre, como lo fue su Hijo nuestro Señor Jesús. Pero nosotros, Señor, somos débiles y fáciles presa para el demonio. Ante él estamos vencidos si no nos armamos de tu Gracia. Ella es la armadura invencible que nos protege y nos defiende de las acometidas del maligno.
Por eso, hoy te suplicamos que no permitas apartanos del camino que conduce a la Casa del Padre. Antes, te rogamos que nos des el valor, las fuerzas y la firmeza de preferir dar la vida antes que contradecirte e incumplir tu Voluntad, porque vivir sin tu presencia es morir. Y morir por tu amor, es vivir en la eternidad de tu gozo y presencia.
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