Hoy quiero dar las gracias a mucha gente que porque han creído y han sido consecuentes con su fe, sus testimonios y sus enseñanzas han llegado hasta nosotros. Gracias a Pedro, Santiago, Juan y todos los apóstoles; gracias a todos los discípulos y anónimos que no son nombrados y poco conocidos.
Gracias a los sacerdotes de mi parroquia, y también de todas las parroquias, porque con sus testimonios, sus constancias y perseverancias, la fe se ha ido transmitiendo año tras año sin interrupción. Y yo, como muchos, hemos sido los beneficiarios de esa fe.
Gracias también a todos los hombres de buena voluntad que han guardado y vivido su fe, transmitiéndola a los demás con su bien obrar y testimonio. Gracias a la Iglesia, fiel guardiana y transmisora del Mensaje de Jesús que ha hecho posible que llegue a cada uno de nosotros.
Gracias también a los Blogueros católicos, que mantienen la llama encendida en este inmenso mundo de la Blogosfera, y nos sostienen nuestra fe en el diario compartir, reflexionar y fortalecer. Pero, por encima de todos, gracias a Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios Vivo, quién con su Vida, entregada voluntaria por amor al Padre y a los hombres, se hizo hombre como nosotros para, muriendo por cada uno, darnos la salvación de ser rescatados como hijos del Dios Padre.
Gracias, Jesús por revelarnos el verdadero Rostro de Dios: Un Padre Misericordioso, siempre dispuesto a perdonar todas nuestras faltas de amor.
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