¡Señor!, como siempre me pongo delante de Ti, porque quiero creer que Tú estás ahí, en el Sagrario. Pero no te siento, ni tampoco te escucho. Yo sé que Tú si me escuchas, pero yo no, a pesar de intentarlo y de empeñarme en ello. Quiero pero no alcanzo a escucharte. Y me da miedo que termine escuchándome a mí mismo, y sea yo mismo quien me pregunte y me conteste.
Es tanto mi empeño en escucharte que a veces creo oírte, pero luego dudo si realmente eres Tú quien me has hablado, o vuelvo a ser yo quien me interpreto. Me confundo y dudo de si eres Tú quién me habla, o soy yo quién me contesto.
Pero, a pesar de todo, quiero creer, y en eso me empeño, y te lo súplico. Dame la capacidad de oírte y de saber entender que quieres que haga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario