Porque sin saber orar bien, no podré vivir bien. Y vivir bien es vivir en tu presencia, en tu amor y justicia. Por mucho que queramos, dentro de nosotros se esconde el deseo de justicia y de amor, y a pesar de nuestro rechazo, por nuestra humanidad pecadora y débil, estaremos siempre intentando acallar nuestra conciencia con buenos actos que obedecen más a nuestros remordimientos que a nuestro amor.
Pero queremos ser mejores. Todos los hombres aspiran a ser mejores. Rechazan el mal y la injusticia. No basta sino mirar todo el entorno que nos rodean y comprobar que la verdad es el bien común y todo lo que los hombres quieren. Y esa Verdad solo está en Ti, Señor. Dánosla y fortalécenos para que sepamos, injertados en Ti, ser más justos y caritativos.
Señor mío y Dios mío, enséñanos a orar y a escucharte, porque solo contigo y en Ti encontraremos el camino de la felicidad eterna que buscamos.
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