Puedo rezar mucho, puedo hacer muchos sacrificios, puedo celebrar muchas Eucaristías, pero si no soy capaz de servir, de nada me vale. Sólo, en el atardecer de mi vida, como diría San Juan de la Cruz, seré interpelado por el amor que habré dado en mi vida.
Y ese amor solo será medido en la misma medida que yo lo habré vivido. Y eso solo tiene una sola forma de medirlo: "servicio". El amor se demuestra sirviendo, pero con una condición. Mientras el servicio puede hacerse en calidad de trabajo, por dinero u otra contraprestación, este servicio que nos salva, solo se puede hacer por amor.
¿Qué significa eso? Significa que "por amor" es hacer el servicio gratuito, sin ningún interés, dado libremente, por propia voluntad, por amor y más amor, y nada más que por amor. Como Jesús lo ha dado y sigue dándolo, a pesar de nuestras ofensas, indiferencias, rechazos y mentiras. Hacerlo por otro motivo sería engañarnos.
Danos Padre esa capacidad de servir por amor sin otra intención. Dar a quienes no puedan pagarnos, a los más pobres y carentes de todo. A los enfermos y ancianos. Danos la humildad de perdonar, que es otra forma de amar, en la misma medida que Tú, Señor nuestro, nos perdona.
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