No permitas, Señor, que me empeñe en caminar solo. Porque es que, solo, me manejo a mi antojo y, de forma aparente, parece más cómodo caminar. Mi tendencia es a separarme, porque así no tengo a nadie que me dé ordenes, y camino según mis apetencias e intereses. Es una tentación constante.
Por eso, Señor, te pido que me agarres y no me sueltes. Eres mi Padre, y ese te pido, que no me dejes ir solo, porque solo me pierdo. Necesito tu presencia, tu Gracia, para sostenerme junto a los hermanos, y junto a ellos caminar por el buen camino. Dame esa Gracia para nunca apartarme de Ti.
Dame la sabiduría de entusiasmarme con verte realmente, bajo las apariencias de pan, en la Sagrada Forma del Pan y el vino, y comer tu Celestial Cuerpo para alimentado no desfallecer. El Camino se hace rutinario, cansino, duro y tentador. Los peligros acechan por doquier, y sin tu presencia nada soy.
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