No hay otro camino sino escuchar al Padre, y a través de la enseñanza del Padre llegar a Jesucristo, su único y verdadero Hijo que nos redimirá y nos dará el Pan que salta hasta la vida eterna.
Y la única forma de escuchar al Padre es hablar y estar en contacto con Él. Porque cuando uno habla con alguien, se supone que también le escucha. Hablar con Dios es tratar también de escuchar su Palabra. Palabra de Vida Eterna que nos injerta en Jesús, el Hijo enviado para rescatarnos del pecado y entregado a una muerte de Cruz para dar su Vida por cada uno de nosotros.
Y hablar con el Señor se llama oración. La oración es el camino que nos transforma y nos convierte en semejantes a Jesús en y por el amor. Nada podemos lograr sin orar, y orar es hablar y escuchar al Señor.
Tenemos su Palabra. Palabra que nunca ha fallado y que siempre ha sido cumplida. Realmente tenemos Alguien en quien podemos verdaderamente fiarnos.
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