No puedo quedarme indiferente ni tranquilo. Siento miedo, responsabilidad e impotencia. Me asustan esas palabras de Jesús, porque van dirigidas a mí:
«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.
Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre
expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en
sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos
sobre los enfermos y se pondrán bien».
¿Por qué en mí no se cumple eso? No hay otra explicación sino la de que no tengo la fe suficiente para que la Palabra del Señor se haga realidad en mi vida. Y eso me apena, me da miedo porque me siento incapaz de envangelizar tal y como propones y envía Jesús.
Por eso, no tengo palabras para decir otra cosa y las únicas que salen de mi corazón son para pedirle que aumente mi fe y la de todos los que quieran y sientan el deseo de cumplir y vivir su Palabra y promesas. Amén.
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