Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 17 de abril de 2013

TODO ESTÁ CLARO



Sí, Dios mío y Padre mío, tu Palabra está clara y no hay escusa ni justificación. Me lo has dicho tan claro y sin lugar a ninguna confusión que has enviado a tu propio Hijo para repetírmelo cada día. Su presencia en Cuerpo y Alma en la Eucaristía es la mejor manera de recordármelo a cada momento.

Sí, no tengo excusa, pero experimento que me cuesta mucho. Lo sé, lo oigo y escucho, y lo creo, pero sin embargo mi ser no actúa como a mí me gustaría hacerlo. Me duele mucho no hacer las cosas que quiero y que me gustaría hacer porque pienso que esa es tu Voluntad, y sin embargo, hago las que no quiero y que posiblemente sean contrarias a tu Voluntad.

Es una lucha constante la que libro cada día entre mi apatía y desgana, entre mis apetencias y tu Voluntad, y siempre salgo mal parado. Temo y me asusta no poder hacer lo que Tú, mi Señor, me pides, porque mi cuerpo es débil y egoísta, y siento que dejo mucho que desear. Y experimento temor que presentado delante de ti en el momento de mi hora, no alcance tu Misericordia.

Te suplico, Señor, que me infundas fortaleza y vigorices mi voluntad. Desprende mi egoísmo de todo aquello que me somete y me doblega, y líberame para libre de toda atadura pueda convertirme en verdadero amor y servicio en los demás. Así, Señor, iré tranquilo a tu presencia. Amén.


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