Y dame la sabiduría necesaria para saber transmitir y proclamar tu Palabra. Ábreme la mente para que entienda lo que en las escrituras estaba escrito: que Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se
predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas
las naciones, empezando desde Jerusalén.
Y también la fortaleza y voluntad para empeñarme en transmitir tu Palabra con mi vida y testimonio. ¡Señor!, inunda mi alma de misericordia y de bondad para transparentar tu amor en mi amor a los demás. Abrázame con tu Paciencia para que yo pueda permanecer en ella, y ser paciente con cada uno de los que intervienen en mi vida. Y lléname de tu perseverancia infinita para que pueda ser yo perseverante y testimoniar esa perseverancia, valga la redundancia, a los demás.
Pero sobre todo, Dios mío, hazme dócil a tu Palabra en el Espíritu Santo, el enviado y Defensor que fortalece mi vida e impulsa mi acción para que mi pobre voluntad sea tu Voluntad. Y, por último, te pido Señor que la humildad con que fue adornada tu Madre, María, sea el adorno de mi vida, que me revista y me acompañe en todas mis acciones. Amén.
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