Confío y espero en Ti, Dios mío. No tengo a dónde ir y nadie me da la esperanza y la palabra que Tú me regalas y ofrece. Tu Palabra es Palabra de Vida eterna, y Ella siempre se ha cumplido. Tú, Señor, nunca fallas y todo lo que prometes lo cumples y lo haces.
Creo en Ti profundamente y en tus palabras de despedidas con un "hasta luego". Durante el paso por este valle de lágrimas, me anuncias llantos y lamentos. Pero sobresale la esperanza cuando me dices que mi tristeza se convertirá en alegría. No hay mayor gozo y esperanza que escuchar esas hermosas palabras salidas de Ti. En Ti espero, Señor, y no quedaré defraudado.
El mundo falsea una felicidad ficticia, una felicidad caduca, de muerte, que se esconde en la mentira, el odio y la venganza. Una felicidad sostenida en la infelicidad de otros.Y Tú Señor nos libera de ese horizonte de muerte con tu venida y tu promesa de salvación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario