(Mc 10,32-45) |
El amor es sublime, el odio es triste. El amor todo lo puede... No hay dificultad por muy grande que sea, que el amor no la sane. No hay puerta por muy cerrada que esté, que el amor no la abra. No hay distancias por extremas que sean, que el amor no las acorte tendiendo puentes sobre ellas. No hay muro por muy alto que sea, que el amor no lo derrumbre.
No hay pecado por muy grave que sea, que el amor no lo redima. No importa cuan serio sea un problema, cuan desesperada una situación, cuan grande un error, el amor tiene poder para superar todo esto. Quien es capaz de experimentar realmente el amor, puede ser la persona más feliz y más poderosa del mundo.
Amar... siempre... En cada acto, en cada pensamiento, en cada día que amanece, en cada noche que llega, hacer de la vida siempre una canción de amor... (De carta a un cónyuge con dudas).
Y para amar, te necesito Señor. Necesito tu Gracia que me infunda la paciencia, la fortaleza, la constancia, el sosiego, la ilusión, la alegría, la pasión de darme cada día en amor a los demás. Sólo no puedo. Posiblemente lo he intentado y experimento mi fracaso. Mi humanidad se queda pobre, limitada, caduca, y todos mis esfuerzos se vacían pronto. Es la cruz, mi cruz que necesita ser redimida, y sólo en Ti, Señor, puedo encontrar la Gracia del perdón y la llama del amor.
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