Despierta mi mente e ilumíname, Señor, para que pueda ver claro la importancia de dar y darme, antes que la de poseer, guardar y acaparar bienes y riquezas que no me llevan a ningún sitio. Dame la luz de entender que lo importante es el amor, porque dando y dándose es como verdaderamente se recibe.
Y yo quiero recibir de esa forma. No quiero intercambiar riquezas por más riquezas, ni trabajo por más poder y honores. ¡No, los honores y privilegios de este mundo tienen muy poco tiempo de vigencia! De nada me sirve ser servido para luego terminar excluido de la presencia de la eternidad y el gozo eterno. Mejor servir y esperar en la Misericordia del Padre Eterno ser recibido por su Amor y Misericordia.
Quiero darme y dar para poder esperar con esperanza, valga la redundancia, la recompensa prometida por el Dios Padre Amor que nos invita a hacer lo mismo que Él hace con cada uno de nosotros. Por eso, te pido Dios y Señor mío, que me des la voluntad y la luz de dar ese vaso de agua al sediento con el que dar sentido verdadero a mi vida. Pero también, que mi vida sea un esfuerzo en ser testigo y ejemplo para los que me rodean, que les ayude a acercarse a Ti y nunca a alejarles.
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