Nunca debo parar, como nunca puedo dejar de alimentarme. Mi vida debe ser un continuo camino de perfección. Ese es el ideal y la meta. Y para eso necesito ir y caminar junto a Ti Señor, auxiliado por el Espíritu Santo. Eso me exige esfuerzo de escucha, de estar vigilante; esfuerzos de desapegos y apetencias, de desprendimientos de hábitos que me someten y esclavizan... de ayuno - penitencia - caridad.
Me exige constantemente lucha y combate hasta el extremo de no tener tiempo ni momento de reclinar la mi cabeza. Y eso es duro, está lleno de tentaciones y apetencias que te arrastran a la comodidad, al descanso o la evasión... Dame Señor un corazón capaz de dejarse moldear por tu Amor, y sobre llevar el camino de la cruz injertado en Ti. Porque sólo en, con y por Ti puedo encontrar las fuerzas de superar la lucha de cada día.
Ayúdame a tener una actitud de entrega en las cosas que cada día se presentan en mi propia vida. Cosas sencillas que ocurre a mí alrededor y, aquellos que están en mi camino, gocen de mi actuar y obrar en ellos.
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