Yo también tengo una familia. Una familia normal donde hay de todo. Los hay buenos, no tan buenos y malos. Somos herederos del pecado original y estamos manchados por los pecados de nuestros antepasados. Todos, Señor, necesitamos lavarnos en tu Vida fresca, pura y Divina que nace para limpiarnos y redimirnos de todas nuestras culpas cometidas por la familia humana.
¿Por qué nos escondemos Señor? ¿Por qué escondemos nuestros pecados y aparentamos ser mejores que los demás? ¿Acaso no somos de la misma familia? ¿Acaso no estamos manchados de los mismos pecados? Tú, Señor, naces para limpiarnos, para desde la humildad y sencillez hacernos ver y comprender que sólo la verdad y la humildad nos limpia por tu Misericordia. Porque ante un hombre que viva en la verdad y sea humilde, Tú, mi Señor, abres tus brazos y tu corazón misericordioso.
Dame Señor la esperanza y disponibilidad de entregarte mi corazón, sucio, manchado y lleno de pecados, par que Tú, Vida que te haces presente en la humildad y sencillez de un Niño nacido en un pesebre, lo limpies de toda inmundicia y lo transforme en un corazón nuevo y amoroso como el Tuyo.
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