Señor, dame la Gracia de estar siempre vigilante, despierto mi corazón y atento a tu presencia. Como lo estuvo la profetisa Ana, que recibió la recompensa de presenciar y descubrir tu presencia en la presentación del templo. Y más todavía, que no paró de proclamarte a todos aquellos que esperaban tu venida para ser redimidos y salvados.
Te pido las fuerzas de mantenerme siempre en vigilia constante y perseverante ante las inclemencias del tiempo, de ese tiempo tentador que son mis debilidades, pereza, comodidades, apegos, satisfacciones, egos... y que amenazan con relajarme, dormirme y olvidarme de tu venida.
¡Señor!, fortalece mi espíritu y empújame a comer tu Cuerpo y beber tu Sangre para estar a la escucha de tu venida y presencia. Mi voluntad, débil y frágil, se derrumba si no está injertada en la Tuya. Dame esa Gracia para perseverar en Ti, Señor.
Y tenme siempre en el camino acompañados de mis hermanos que también te buscan y quieren estar despiertos a la hora de tu venida, porque con ellos me encontraré más apoyado y fortalecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario