También yo, Señor, acudo a Ti por la noche, la noche de mis oscuridades, de mis sombras, de mis pecados, de mis apariencias, de mis escondites, de mis disimulos, de mis inseguridades, de mis miedos, de mis intereses, de mis comodidades...etc. Te busco a escondidas y no delante de los demás.
Y actúo de esa manera cuando eludo mis responsabilidades y mis compromisos, sobre todo mi compromiso de Bautismo. Sí, tengo fe, pero mi fe la escondo y la vivo dentro de mí y en la noche de mi vida. No quiero que me vean y silencio mi lengua o desvío mis apostolados. O mi instalo en la indiferencia o en la justificación de la realidad que vivo en mis propios autoengaños.
Sí, Señor, necesito un nuevo nacimiento. Un nacimiento desde el Agua y el Espíritu que viene de lo Alto y transforma mi corazón de carne, tembloroso y humano, en un corazón nacido desde y en el Espíritu. El Espíritu que ilumina, alumbra y fortalece mi camino desde un compromiso de amor y paz.
Sopla Señor tu Espíritu sobre mi corazón perdido y pecador para que siga tu llamada y se abandone en tus Manos. Amén.
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