Es tan importante ayudar como dejar que te ayuden. A la hora de evangelizar sólo pensamos en ayudar y servir, pero, ¿y los que son servidos? ¿No son ellos parte importante y necesaria para que el servicio se pueda dar y el amor cristalizar? Darnos cuenta de esa realidad nos pueda ayudar mucho.
Es la misión de los pobres, dar la oportunidad a otros de poder servir, de poder ayudar, de poder darse en amor. Es el descubrimiento de la comunidad, la necesidad de vivir comunitariamente para tener la posibilidad de hacerte amor. Y te haces cuando sirves, cuando entregas tu esfuerzo, tu trabajo, tu servicio...
Quizás Jesús nos quiere decir eso con el lavatorio de los pies. Se necesitan tener pies para lavar, y esos pies están en los pobres. No pobres sólo por carencias de todo, sino pobres que, aun teniendo de todo, tengan la humildad de poner sus pies para ser lavados.
Hoy, Señor, te pedimos que despiertes en nosotros la humildad necesaria para servir y también aceptar ser servido, tal y como Tú nos has enseñado al dejarte ungir y enjugar tus pies con costoso perfume de nardo y lavar los pies de tus discípulos. Amén.
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