Gracias Dios mío por tu Resurrección. Gracias porque por tu gloriosa Resurrección tenemos nosotros la esperanza de resucitar también. Gracias Señor por dejarte ver en los apóstoles, pues son ellos los que nos han transmitido a través de la Iglesia sus testimonios de tu Resurrección.
Pedro y Juan corrieron, avisados por las mujeres, desesperados hacia el sepulcro. Y lo vieron vacío. Entonces sus ojos se abrieron y entendieron aquello que antes no entendían: Tu Resurrección. Y a lo largo de sus vidas, junto a los demás apóstoles y discípulos, dieron su vida proclamándote y anunciando al mundo tu Resurrección.
Hoy la celebramos nosotros y queremos llegar también un día a estar con ustedes junto al Padre también celebrándola, pero en esa hora, para siempre y en plenitud de gozo y alegría. Danos, Dios mío, el don de la fe y la perseverancia de permanecer fieles a tu Voluntad dando testimonio de tu Amor amando a los demás. De manera especial a los más pobres y excluidos.
Señor, que no nos dejemos llevar por las comodidades de este mundo ni tampoco por las seguridades. Danos la sabiduría y la fuerzas de poner nuestra seguridad en tu Amor. Amén.
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