A veces nos sometemos a la ley y es la ley la que manda sobre el hombre. Nunca debemos permitir que esto ocurra, pues la ley está para servir al hombre y no lo contrario. Es el sábado el que tiene que estar al servicio del bien del hombre, porque de no ser así estaremos sometiendo el hombre al sábado.
También nos sometemos a muchas cosas más: impaciencia, desesperanza, incredulidad, pereza...etc. Supongo que aquel paralítico de Betsaida experimentó todos estos sentimientos y su esperanza estaría muy baja, pues treinta y ocho años es media vida. Sin embargo, para Jesús no pasó desapercibido su problema y su enfermedad.
Te pedimos Señor cure las parálisis de nuestra vida y nos des fortaleza para superarlas y seguir tu camino. No nos dejes inmóviles ante la parálisis de nuestros miedos, nuestros temores, nuestras pasiones y egoísmos. Danos la fe y la confianza de saber esperarte y aguardar el momento de tu salvación, y la valentía de dar testimonio de tu Palabra y de tu Amor.
E ilumina la vista de nuestro corazón para que no sólo veamos lo que nuestros ojos alcanzan a ver, sino lo que Tú Señor tienes preparado para aquellos que escuchan tu Palabra y la ponen en práctica.
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