Me fío de Ti Señor, y creo en tu Palabra y las razones que comprende mi pobre inteligencia me ayudan a ver más claro. Pero, a pesar de ello, el mundo me confunde y amenaza mi débil naturaleza pecadora. Las tentaciones del pecado son hermosas a los ojos pecadores de mi pobre naturaleza humana, y experimento debilidad, seducción y tentación. Y temo Señor caer.
Fortalece mi espíritu y voluntad y dame la sabiduría y la fortaleza que Tú, Señor, tuviste en el desierto frente a las tentaciones del Maligno. Necesito la asistencia del Espíritu Santo para fortalecido en El sostener y resistir las embestidas del Maligno. Pero, también, dame la inocencia y la buena intención de fiarme como u niño se fía de su Padre. No sólo las razones me bastan, porque mi carne es débil, sino que también necesito la Gracia de tu Amor para perseverar y rechazar las embestidas de la cizaña que ataca mi buena semilla.
Señor, dame la sabiduría de saber cultivar esa buena semilla que Tú has plantado en mi corazón, y riégala con el agua de tu Gracia para que permanezca firme, enraizada a la tierra y firme hasta que Tú llegues y la separes de la mala cizaña, que la amenaza con ahogarla y secarla.
Allana mi corazón y límpialo de la complejidad de buscar razones y obstáculos, seducidos por el diablo, para rechazarte y alejarme de Ti. Amén.
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