Porque con el frío de este mundo me congelo y se me hiela la sangre. Mi corazón anda desamparado con tantas tragedias y siente amenaza de tempestad. Tempestad en forma de nieve que hace ausente todo calor que conforte y dé esperanza.
Sólo Tú me sosiegas y me llenas de esperanza, y me das el calor que necesito para soportar estas tempestades que el mundo origina con sus egoísmos y malas intenciones. Sin Ti no podré soportar esta ola de frío que origina el aborto. Me muero de dolor y de tristeza congelado mi corazón.
Estas muertes de niños inocentes, no solo en el vientre de sus madres sino también en los colegios. Con todo el cuerpo congelado siento la impotencia de no sentir ni latir mi corazón. Este joven, víctima también de una sociedad perdida, alocada y sin sentido me deja helado. ¡Y busco calor, Señor!
Sólo en Ti podré encontrarlo, y a Ti recurro confiado para recibirlo y en el abrigo de tu amor encontrar esa luz de esperanza que pueda alumbrarme y alumbrar a este mundo perdido y helado de frío que no se deja calentar por el fuego de tu Amor.
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