Porque solo así podré alcanzar la humildad necesaria para recibir tu Palabra. Tu Reino, Señor, que has revelado a los pequeños, a aquellos que se mantienen en la actitud del necesitado, de que despierta al deseo de sed y hambre. Porque solo esos encontraran el camino que Tú ofreces y señalas.
Mi corazón se ha hecho viejo contaminado por los olores y perfumes de este mundo. Olores y perfumes que generan egoísmos, hambre de riquezas y poder sin pensar en los que dejan en el camino mal heridos y desprovistos de todo. El mundo no me ayuda a mantenerme puro e inocente como era de niño.
Y yo quiero seguir firme en mi amor primero, cuando todo era limpio y simple y la luz brillaba al mi derredor. Pero siento que, no solo ya no es así sino que con mis solas fuerzas no puedo avanzar ni mantenerme. Y ese es mi grito de hoy, Padre mío. Dame la capacidad y sabiduría de seguir siendo niño, de seguir, cogido de tu Mano, caminando por la senda del servicio, de la disponibilidad y del amor.
Hay una cosa que debo aprender primero, y es a ser humilde, porque solo en la humildad, como tu Madre María, encontraré el camino de recibir, de estar siempre necesitado, de ser agradecido y de amar. Amén.
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