Nos cuesta luchar contra nosotros mismos. Estamos inclinados a dejarnos llevar por la corriente. Por la corriente de los instintos, de las apetencias y del camino fácil. De aquellos caminos que no nos exigen esfuerzos ni luchas ni trabajos. Es más fácil, y una gran tentación, dejar crecer la hierba tal le venga en ganas, sin preocupaciones ni problemas.
Sin embargo, somos conscientes que más tarde vendrá la tormenta. Sufriremos las consecuencias de nuestros propios desordenes, de nuestros a abandonos y desidias. Sabemos que el mal engendra males y que lo bueno, el mejor camino es hacer las cosas bien. Pero, para ello se necesitan obreros, porque son pocos los que se avienen a construir el Reino de Dios y a practicar la justicia y la paz.
Pocos son los que están dispuestos a trabajar en la Viña del Señor por el bien de todos los hombres. Y necesitamos a muchos, pues somos pocos. Por eso, hoy te pedimos Señor que envies obreros a tu mies para que la Verdad se haga Luz para todos los hombres, y tu Reino de justicia y Paz se establezca en la tiera.
1 comentario:
Muchos que seguimos a Cristo, no deseamos seguir en el camino del mal, los Santos también tuvieron sus momentos enérgicos en el momento de la corrección fraternal, los que no somos Santos somos tentado con la repugnante lujuria, tentados, tentaciones que se deben rechazar ipsofacto, como nos los enseñan los Santos Padres, que también habrán sentido algo. Somos pecadores, pero no corruptos, nos decía el Papa Francisco.
Pero los ataques del demonio contra los Santos, son muchos más fuerte que las tentaciones que podemos padecer. Aún cuando somos tentado, y no queremos consentir la tentación, no lo hacemos, sino que notamos que es una carga insoportable, acudimos a María Santísima, enseguida el tentador pierde su poder sobre nosotros; nos seguirá atacando porque nos odia, ni siquiera se da vacaciones, sólo espera a que nos descuidemos, para volver arremeter contra nosotros. Sin Cristo estaríamos ya perdidos, y muchos que no han aceptado al Señor, tienen como solución el suicidio,
• Romanos 7, 18-23: «Pues bien sé yo que nada bueno habita en mí, es decir, en mi carne; en efecto, querer el bien lo tengo a mi alcance, mas no el realizarlo, puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero. Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien lo obra, sino el pecado que habita en mí. Descubro, pues, esta ley: aun queriendo hacer el bien, es el mal el que se me presenta. Pues me complazco en la ley de Dios según el hombre interior, pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi razón y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros.»
No podemos detenernos aquí, pues conviene leer lo que nos dice el Santo Apóstol Pablo.
Este domingo día 7, paseando por el parque, había paz, porque cuando buscamos al Señor con nuestra vida, la Paz está dentro de nosotros mismos. Pero las preocupaciones de este mundo, no cesa de trabajar para arrancarnos esa paz, y podemos caer en la injusticia. Pues la tentación puede ser de forma distinta, no solamente con la impureza carnal, el resentimiento, del que no debemos consentir que haga morada en nosotros mismos. Somos templos de Dios, no guaridas de demonios. Por eso, la presencia de Cristo en nuestras vidas, no debe ser algo pasajero, sino permanente.
Al escribir estas cosas, las hago para en lo personal tenerlo muy presente. En todas mis reflexiones. Aunque algunos lectores pueden sentirse dolidos y molestos, porque podrían pensar que los hago por ello. Es para un pecador, un imperfecto, como yo, que escribo estas cosas, claro, también son escritos imperfectos.
En el parque... comparto el enlace, que ha habido momentos en que he tenido mucha dificultad en subir algunas fotos. Pues cuando terminaba de subir, se veía la imágen, y cuando daba la tecla "intro", no llegaba a salir, no sé qué ocurre.
Momentos de silencio, recogimiento y oración.
https://www.facebook.com/groups/504123176276999/permalink/599726346716681/
"Señor, Dios nuestro, envíanos santos sacerdotes, lo necesitamos, tu Iglesia lo necesita, que sepan complacer tu Divino Corazón!
Padre Santo, envía a tu viña, religiosos y religiosas que sean como Jesús y María Santísima. Santifica a los que se han consagrados a ti por el sacramento del matrimonio, que ellos encuentren y sigan los pasos del modelo perfecto: La Familia de Nazaret. "
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