No dejar de insistir es perseverar, y tanto una cosa como la otra, Tú, Señor, nos lo has propuesto. Nos has dicho que pidamos y que no dejemos de hacerlo, porque el que pide, recibe. Pero nosotros no terminamos de convencernos. Sí, decimos creerlos, pero ante nuestras peticiones no correspondidas nos surge la duda y la confusión.
Perdona, Señor, por mis tribulaciones y desconfianza. Yo lo creo, pero dudo porque no te entiendo. Ante tu negación a concederme lo que te pido, se deduce que no sé pedir. Pido lo que no me es necesario, o lo que no me sirve para estar en tu Amor. Quizás sea ese el mayor peligro.
Por eso, Señor, te pido que nos despierte nuestra mente para saber pedir solo aquello que nos alumbre el camino que nos lleva a Ti. Sí, también sé que, como humanos, tenemos necesidad materiales y físicas, pero eso correrá de tu parte, porque como buen Padre que eres, no dejarás que pasemos necesidades. Sin embargo, Dios mío, no dejes de darnos la luz y sabiduría para discernir y pedir lo que realmente hace nacer tu Reino en nuestros corazones.
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