El mundo no es un buen lugar para escucharte Señor. Sí, es el lugar donde debemos aplicar lo que de Ti escuchamos y aprendemos, pero para oírte, Señor, necesitamos hacernos un espacio, un rinconcito para, tranquilos y serenos, a ejemplo de María, la hermana de Marta, ser solo oídos para Ti.
Por eso, tenemos este "rincón para orar" donde nos acomodamos serenamente y tranquilamente a escuchar la Palabra del Señor. Te invitamos a ello y a dejarnos también tus oraciones.
Si queremos escucharte desde el ruido del mundo, seguramente no te oiremos bien, y escucharte menos. No podemos estar o servir a dos señores, pues oiremos a uno y no al otro. Necesitamos aislarnos de todo ruido y distracción para estar pendiente de Ti, y solo tener oídos para Ti.
Hoy Señor, aprovechando tu Palabra, que nos advierte del peligro de afanarnos por las cosas del mundo, te pedimos que nos dé la sabiduría de saber qué lo importante a escuchar es tu Palabra. Porque todo lo demás quedará supeditado y sometido a esa Palabra, pues es la Palabra la que nos invita y anima a amar, y el amor se hace presente en el servicio.
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