Si volvemos la vista atrás, experimentamos que los tiempos han mejorado. Sin embargo esa mejoría no significa ni se traduce en más cercanía al Señor. Diría que el hombre ha progresado materialmente, pero quizás se ha estancando espiritualmente. Esto se traduce en un mundo mejor cualitativamente pero no éticamente.
Mientras la técnica y los avances científicos aumentan y suben el nivel de vida humano, los valores éticos y morales empiezan a desmoronarse y a ser usados según criterios de cada uno. Se pierde la libertad en aras de entenderla como libertinaje, hacer cada cual a su antojo lo que cree y entiende.
Aparece la cultura relativista y el mundo empieza a desmoronarse. ¿Pueden ser esas señales que nos pongan en guardia y alerta? Estemos atentos y pidámosle al Espíritu la sabiduría de saber distinguir dichas señales, porque la Palabra de Dios, nuestra guía y camino, nos advierte de estos signos.
No nos dejes Señor en la ignorancia o en el ostracismo de mirar para otro lado. Despierta nuestro sentidos y aviva nuestra inquietud con la esperanza y alegría de sabernos en Ti salvados y de advertir esas señales que nos indica, al igual que llega el verano, tu venida según tu promesa.
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