Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

CUANTA REBELDÍA INJUSTIFICADA




Mientras en muchas partes del mundo la gente se enfada porque no pueden ver la televisión o no tienen la suficiente cobertura para tener una buena imagen, otros lugares piden simplemente poder tener lo suficiente para vivir. Carecen de agua y luz, y sus condiciones de vidas son casi inhumanas y ponen sus vidas en peligro.

No nos damos cuenta lo que tenemos, y ya no valoramos las cosas imprescindibles para que exista la vida y se pueda vivir. Todo eso me devuelve a mi infancia, donde no teníamos tele, ni casi cine, y la luz se apagaba a las doce de la noche. Sin embargo, no me recuerdo triste, ni aburrido ni enfadado. Vivíamos feliz con las carencias que cada época trae.

Supongo que para muchos tener agua, luz y una vivienda digna será lo suficiente para sentirse bien y alegre. Mientras otros aspiran a casas más cómodas, lujosas y con añadidos mayores. En la medida que se tiene, se aspira y desea más. Y en la medida que subimos nos ensoberbecemos más y sentimos que tenemos derecho a eso y a más. Perdemos nuestros orígenes y dejamos de ser agradecidos y exigimos más. Todo se convierte en derechos y casi desaparecen los deberes y la gratitud.

Es el caso del Evangelio de hoy. De aquellos diez leprosos, sólo uno recordó su pasado y valoró el presente de experimentarse curado. Los otros nueve perdieron el sentimiento del agradecimiento y percibieron el derecho a ser curados.

 Puede que a nosotros nos pueda estar pasando lo mismo. Por eso, arrepentidos de poder experimentarnos así, nos postramos ante el Señor para pedirle perdón y expresarles nuestra gratitud por todo los bienes recibidos cada día. Es posible que no nos sintamos satisfechos de muchas cosas, pero, ¿nos las merecemos? Tenemos la vida y lo necesario para seguir caminando, y, sobre todo, la esperanza de alcanzar esa vida que todos buscamos donde reine la paz, la justicia y el gozo eterno. ¡Qué más podemos pedir!

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