Nos sentimos muy apegados a las cosas. Tanto es así que ponemos precio a todo, incluso a las personas y los valores. Todo parece que tiene una contra partida y un precio. Así, anunciamos lo que hacemos y valoramos lo que damos para que también se nos valore a nosotros.
Líbrame de mis apegos y mis egoísmos Señor. Dame las fuerzas de vencer mi materialidad y la jerarquía de mis valores. Que sepa apreciar que las acciones de las personas valen más por lo que significan que por el valor material que contengan. No es lo importante la cantidad sino la sana y buena intención con que se haga o se de algo. Es ese su verdadero valor.
Te pedimos Señor que nuestras acciones estén marcadas por la buena y sana intención, y que persigan el bien de alguien en concreto o de la comunidad en general, importando menos mi persona, mis privilegios o fama. Que como esa pobre viuda, pase desapercibido ante la mirada de los hombres y sólo sea Dios Padre quien sepa la verdadera intención de mi corazón.
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