Soy un pobre pecador y mis dudas no desaparecen, me persiguen constantemente y a cada instante. Mi fe pasa peligros y tribulaciones y las tentaciones están a la orden del día. Pero, yo Señor, creo en Ti y te sigo aunque mi pobre corazón se sienta tribulado y descreído. Necesito tu Gracia Señor para fortalecer mi fe y fortalecer mis pasos.
Me experimento pecador, débil, frágil y poca cosa, pero esa pequeñez y debilidad me hace fuerte porque sé que Tú Misericordia y tu Amor está por encima de mis fracasos. No sería posible alcanzar tu Misericordia Señor sin tu Amor, porque nuestra capacidad y esfuerzo nunca serían suficientes para merecerla. No cabe en nuestra limitada cabeza ese misterio de tu Amor, pero tu presencia entre nosotros nos mueve a la certeza y esperanza de Tú eres el Señor, el Hijo de Dios Vivo.
Danos la luz y la sabiduría de seguir tus pasos y aunque nuestra inteligencia y sabiduría es pobre y limitada, danos la fe y fortaleza para no desfallecer ni desviarnos de tu camino. Señor, te busco a Ti.
Aparta de mi corazón aún las pequeñas mezquindades.
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