De nada servirá tantas horas de oración y de prácticas religiosas si mi corazón no es capaz de darse en amor efectivo a todos los hombres, pero de manera muy especial a aquellos que más me cuesta y están alejados de mí. Y me siento impotente para cambiar en ese sentido. ¡Quiero Señor!, pero mi pereza, mi apatía, mis egoísmos me vencen y me instalan en la indiferencia y comodidad.
Pero mi voluntad se resiste a instalarme y acomodarme. Sé que no puedo por mí mismo, pero contigo Señor, con tu Poder y Fuerza y, sobre todo, con tu Amor seré capaz de lograrlo tal y como lo han hecho otros que me han precedido y otros que también ahora caminan conmigo. Porque Tú Señor buscas nuestro bien y con tu Muerte y Resurrección has comprado nuestra salvación por el Amor del Padre.
Por eso Señor te suplico que me asistas en tu Espíritu y me des las fuerzas, voluntad y sabiduría de abrirte mi corazón y de ponerlo en tus Manos para ser transformado por Ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario