El camino se hace largo y cuesta arriba y necesito sentir tu poder Señor para fortalecerme y continuar la marcha. ¡Qué bien se está en la montaña gozando de tu compañía!, pero despertar de tan grato sueño y bajar a la realidad de mi camino se me hace imposible de soportar. Necesito Señor tu Gracia y tu Fuerza.
Dame Señor la luz que ilumine mi vida y que alumbre mis pasos. La esperanza de saber que al final del camino Tú me esperas tal y como te has transfigurado a Pedro, Santiago y Juan. Eso me dará fuerzas para superar mis apetencias y comodidades; mis desánimos y ambiciones; mis perezas y pasiones. Y me ayudará a pospones todo ante Ti, porque Tú eres mi camino, mi verdad y mi vida.
Yo si puedo hablar Señor y proclamar que Tú has Resucitado y que nos esperas por el mismo camino que Tú nos has señalado con tu Pasión. Porque ese camino es el único y verdadero camino de salvación. Sin embargo Señor, es un camino difícil de recorrer e imposible para recorrerlo solo. Necesito de tu presencia y de tu compañía, y para eso te has quedado bajo la especia de pan y vino como alimento de todos nosotros.
Señor, que no me separe nunca de Ti y que tu Cuerpo y tu Sangre sea el alimento que sostenga mis torpes y dubitativos pasos hacia tu Casa y según tu Palabra. Dame Señor la sabiduría y voluntad para nunca fallarte.
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