Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 24 de julio de 2018

NOS UNEN LAS DIFERENCIAS

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Pensamos que en una comunidad familiar nos debemos sentir a gusto, y si no es así nos parece que, o no es una comunidad o la comunidad, valga la redundancia, falla en algo. Nuestro criterio es que la comunidad debe ser un lugar donde nos sintamos integrados y a gusto, y si no es así algo sucede y la comunidad falla.

Sin embargo, quienes fallamos somos nosotros. La comunidad no es precisamente un lugar de confort, aunque muchas veces lo sea. Es también un lugar de confrontación y diferencias que nos va a exigir amar. Para eso es precisamente la comunidad, para entrenar nuestro amor. Porque no se entrena el amor donde todo transcurra como tú lo ves y te gusta, sino donde hay diferencias que tienes que integrar, soportar y amar. Es lo que hace Jesús con cada uno de nosotros, ¿no te parece? Y, por eso, sabemos que nos ama.

Es Jesús quien fundamente la comunidad, el grupo o la familia, y es Él quien la hace posible. Porque, ¿quién nos une? Nadie puede unirnos sino Jesús. Por tanto, en Él podemos vencer todas las diferencias que nos separan y tratar de amarnos. Así descubrimos que realmente estamos en una comunidad auténtica, cuando nos duele amar. Porque, nuestro amor le costó sangre a nuestro Señor Jesús hasta entregar su Vida.

Pidamos al Señor que, con Él en el medio, seamos capaces de unir nuestras diferencias, aceptarnos y entregarnos para que el Espíritu de Dios transforme nuestros corazones pecadores en unos corazones transparentes y amorosos que, viviendo en su Palabra y su Voluntad, seamos verdaderamente hermanos. Amén.

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