Jesús no viene a fisgarnos ni a imponernos nada. Ni tampoco a violentar nuestra libertad, que nos respeta por encima de todo. Hemos sido creados por Dios, nuestro Padre, libres y libres llegaremos ante Él si creemos en el Hijo, enviado a anunciarnos la Buena Noticia de liberación y salvación.
Vivimos sometidos por la esclavitud del pecado. Ese pecado esclavizante que nos nubla la mente y nos corrompe. Jesús viene a anunciarnos que su Padre nos ama hasta el punto de enviarle - que acepta libremente - a Él para mediar por nosotros y, entregando su Vida en la Cruz, liberarnos de esa esclavitud y merecer para nosotros la Misericordia de su Padre Dios que nos acoge y, por el bautizo, nos hace sus hijos.
Jesús, humillándose, se hace hombre como nosotros - menos en el pecado - y de forma sencilla y humilde nos anuncia y nos habla del infinito e inmenso Amor de su Padre. Pidamos la Gracia de saber escuchar a Jesús, el Hijo de Dios, y de acoger su Palabra.
Pidamos ser pacientes, perseverantes y humildes para acercarnos al Señor y dejarnos interpelar por su Palabra y su Amor. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario