Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 23 de enero de 2021

CIERRA, SEÑOR, MIS OIDOS A TODA MI MURMURACIÓN Y GUARDA MI LEGUA DE TODA MALEDICENCIA

 

Se nos escapan las palabras, aunque no siempre salen del corazón. Estamos pronto a criticar y a profesar palabras de críticas y desprecio a la acción de los demás. Es, muchas veces, de manera espontánea, la critica a la actitud de otras personas, sobre todo cuando son fieles, coherentes y comprometidas con su fe. Algo así como si nos diera envidia por no atrevernos nosotros a hacer lo mismo.

Y, quizás, no nos damos cuenta de que podemos influir negativamente en ellas paralizándolas e impidiendo que se muestren tal como son y fieles a lo que creen. Muchos cristianos esconden su fe por miedo a que se rían y les ridiculicen. Incluso que les tachen de locos. Es una tentación y un peligro que está en la calle y que sucedió con Jesús y sucede también hoy con sus seguidores.

Por eso, Señor, consciente de esa tentación que está a flor de labios en nuestra lengua, te pedimos que cierres nuestros oídos a toda murmuración y guardes nuestra lengua de toda maledicencia. Que solo permanezcan en mí esos pensamientos buenos que bendigan, desalojando los malos que maldicen y separan. Haz, Señor, que se refleje en mí - tu humilde siervo - tu bondad para que todos mis actos de cada día sean reflejo de los tuyos.

Sabiendo, Señor, que mi petición será escuchada por Ti, confío en tu Misericordia y tu Gracia, para que mis oídos y lengua sean refrenados y convertidos a manifestar bondad y amor para mejorar a los demás y ayudarles a crecer en verdad y justicia. Amén.

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