Señor, yo también quiero encontrarte. Sé, porque los que te han encontrado me lo han dicho, que Tú me buscas y te haces el encontradizo, pero, quizás mi torpeza y mis oscuridades me impiden verte y encontrarte. Necesito luz, tu Luz para poder verte y encontrarte. Porque, Tú, Señor, eres la Luz que ilumina al mundo. Dame, Señor, esa luz para salir de la tiniebla e ir hacia Ti.
Pero, primero, Señor, necesito encontrarme contigo, para poder dar luz y sentido a mi vida. Sin Ti, Señor, el mundo está a oscura, en tiniebla. Y la tiniebla es la perdición, el mal y la muerte. Por todo ello, quiero, Señor, encontrarte y vivo en esa espera.
Encontrarte para, luego hablar al mundo de Ti. Hablar a los que quieran oírme y escuchar tu Palabra, porque, Tú, Señor, no impones ni obligas, sino propones y ofreces. Pues, son muchos los que viven en la oscuridad y la tiniebla no les deja ver.
Dame, Señor, la paz, fortaleza y sabiduría para proclamar la Buena Noticia y soportar con paciencia y mansedumbre a aquellas que, rechazando la luz, permanecen en la tiniebla. Amén.
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