Predica con el ejemplo. La autoridad se esconde en la humildad y en el servicio. Una autoridad basada en el poder y en el saber impone, inhibe y silencia las cualidades y talentos de los que la reciben. Y, al final, se impone por miedo. La autoridad que transparenta Jesús es una autoridad que nace del amor y del servicio. Una autoridad que ayuda a levantarte y a liberarte de tus pasiones, esclavitudes y complejos. Una autoridad que te ayuda a que emerjan todos tus dones y talentos.
Es esa la autoridad que realmente desprende admiración y atrae. Es la autoridad que despierta motivación, inquietud y estimula a hacer tu otro tanto. Es una enseñanza diferente y con una autoridad nunca vista. Así enseñaba Jesús, con verdadera autoridad. Haciendo crecer a todos aquellos que les abrían sus corazones y escuchaban sus Palabras.
Por tanto, pidamos nosotros también tener esa autoridad, por la Gracia de Dios, para enseñar despertando las cualidades de los enseñados y siendo coherentes con nuestras palabras. Amén.
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