Me cuesta creer tu venida pobre, silenciosa, desapercibida, sin aspaviento, bombos y platillos. Me cuesta creer en tu grandeza cuando, tú Señor, te atas tus manos ante la libertad del hombre. Incluso de aquellos pastores que podían mostrarse indiferentes al anuncio del ángel.
Por eso, Señor, hoy te doy las gracias por darme esa oportunidad de creer en Ti. Gracias por los apóstoles que, respondiendo a tu Palabra y Anuncio de la Buena Noticia, la han proclamado y han llegado hasta estos días. Y de la cual yo soy beneficiado porque la he acogido.
Gracias dos veces, Señor, porque, al principio, cuando empecé esta reflexión, no sabía qué decir ni encontraba motivos para darte gracias, y ahora, encuentro dos. Primero, por la gratitud de la fe que viene de Ti y nos lo das como un don gratuito. Y, segundo, por todos aquellos, como pueden ser también los pastores, que respondiendo al anuncio del ángel acudieron al pesebre para contemplar y adorar a ese Niño que nacía para liberación y salvación de todos los hombres.
Y hoy, Señor, cuando termina un año trágico, volteado por la pandemia del covid19 y sus terribles consecuencias, postrado a tus pies te pido fortaleza, sabiduría y paz para soportar el camino a recorrer en este año 2021 que comienza. Pero, una especial e intensa petición, que me sostenga en tu fidelidad y seguimiento, y que me fe - nuestra fe - crezca a lo largo de todo este años en intensidad, madurez y esperanza. De nuevo, Señor, gracias por tercera vez. Amén.
FELIZ AÑO 2021
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