No te empeñes ni insistas en entender con tu razón el Misterio de Dios. Primero, reconoce tu pequeñez y tu incapacidad para entender. El Misterio está por encima de nuestra capacidad. Sin embargo, puedes hacer una cosa, reza y pide luz y que aumente tu fe, y luego, posiblemente, el Señor te dará la luz que necesitas para que puedas entender.
Pero, ten en cuenta que primero se te exigirá creer como prueba de fe, Y será esa fe la que te irá iluminando para entender el Misterio que te sobrepasa. Por tanto, Señor, desde el reconocimiento de mi pobreza y pequeñez y en el esfuerzo de abajarme humildemente, te pido paz, fortaleza y sabiduría para sostenerme en la escucha atenta de tu Palabra y abrir mi corazón a tus enseñanzas con verdadera humildad y paciencia.
Pero, sobre todo, Señor, pedirte que mi fe sea cada día más solida, firme y creciente en tu Palabra. Y que mi perseverancia se fortalezca en la oración y en la escucha atenta a tu Palabra de cada día y en el alimento Eucarístico de tu Cuerpo y Sangre. Amén.
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