Me es imposible vencer al mundo, porque mis apetencias y mis deseos son de este mundo. No puedo darme ni olvidarme de mí mismo porque mi materialidad me exige satisfacción. Me siento limitado, carente de fuerza y esclavo de mis propias pasiones. ¿Señor, ten piedad de mí!
Necesito buscarte como mi cuerpo busca su propio alimento. Necesito ese alimento que solo Tú das, y que me alimenta eternamente liberándome de mis esclavitudes y mis cadenas. Yo, Señor mío y Dios mío, quiero ese Pan que solo Tú das y que alimenta hasta el punto de no tener nunca más hambre ni tampoco sed.
Danos Señor ese alimento que nos llena de gozo y de eternidad, y nos hace felices para siempre; danos Señor ese alimento que nos invade de paz y del gozo del amor, y nos hermana como verdadero hijos del Padre del Cielo que no congrega en su presencia para vivir junto a Él en la eternidad.
Guíanos Espíritu Santo por el camino de la verdad y danos la fortaleza de no abandonar hasta el último segundo de nuestra vida la esperanza y la fe de alimentarnos con el verdadero Pan que nuestro Señor Jesús nos da bajado del Cielo.
1 comentario:
paso visitando tu blog, bendiciones
desde mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
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