No permitas que mi corazón se apague, Señor. Mantenlo en llamas, en llamas de amor. Prende fuego a mi pobre corazón y mantenlo vivo, encendido, en llamas amorosas de amor, porque solo en Ti puedo arder incesantemente sin extinguirme.
No permitas que mi corazón se duerma y quede adormecido por el arrullo de este mundo cómodo, conformista, aparentemente feliz para unos, pero penoso y lleno de sufrimientos inútiles para otros. Despierta mi corazón de la tentación hedonista que este mundo de los hombres le ofrecen, e inquiétalo para que la llama de amor con la que Tú prendiste al mundo arda amorosamente en cada momento.
Quiero, Señor, hacer la guerra del amor. Esa guerra que Tú propones y con la que has venido a prender este mundo que vive de espaldas a Ti. Inquiétame, despiértame, muéveme y contágiame de ese fuego de Amor con el que Tú quieres prender al mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario