Sólo me pierdo en la oscuridad y en la materialidad de este mundo. Sólo no sé dónde ir, ni tampoco encuentro respuesta a los muchos interrogantes que la vida me plantea. Contigo todo cambia y se transforma en esperanza y luz. La vida cobra sentido y la esperanza brota fuertemente en nuestro corazón.
Mantenme siempre, Señor, a tu lado. Sé que Tú cuentas conmigo y me tienes entre tus amigos, pero yo dudo de mí mismo. Soy pecador y mis fuerzas no son suficientes para mantenerme a tu lado. Despierta en mí la inquietud y la dicha de gozar de Ti, Señor, pues Tú eres mi gran Tesoro escondido.
Abre mis ojos y mi mente para no dejarte ni un solo momento. La vida es tentadora y en muchas circunstancias, sin Ti a mi lado, puedo olvidarte y perderte. Aunque no lo comprenda Señor, mantenme siempre a tu lado, incluso si para ello tengo que renunciar a lo irrenunciable de este mundo, porque lo único valioso eres Tú, aunque no entienda, como los apóstoles, que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida.
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