Es el secreto para entrar en el Reino. Tú lo has dicho Señor, hacernos como niños. Poner toda nuestra grandeza al servicio de los más humildes y abajarnos para hacernos como ellos. Los niños son maestros en eso. No les cuesta abajares y jugar juntos en total igualdad. Son prontos a la humildad de compartir y de ponerse todos en el mismo plano.
Así quiero ser yo, Señor. Pero experimento que me cuesta, que se me hace duro y costoso. Mi soberbia y avaricia me puede. Incluso llego a creer que yo solo puedo convertir las piedras en panes. Estoy muy lejos de ser como los niños. Mi corazón se ha dejado endurecer por los egoísmos y el desierto.
Me he dejado tentar por las riquezas y tesoros del mundo y me cuesta renunciar. Sé que solo no soy capaz de abajarme y ponerme en la misma altura, pero contigo Señor si puedo lograrlo. Porque si Tú lo propones, lo puedo lograr con tu Gracia.
Por eso, Señor, te doy las gracias por darme esta oportunidad. Las gracias de, en Ti y por tu Gracia, poder lograr abajarme y hacerme como niño, y según tu Palabra, Palabra de Vida Eterna, entrar en tu Reino. Reino de Paz, de Justicia y de Amor.
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